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lunes, 31 de diciembre de 2007

El pastor del Ganekogorta

Ha pasado tanto tiempo y tantas cosas desde que el ganado y la agricultura formaran parte de la cotidianidad de nuestro entorno que sorprende de sobremanera encontrarnos con un auténtico pastor en una cima tan emblemática como la del Ganekogorta.
Quizá esta sorpresa venga del contraste entre la casual mezcla del industrializado Gran Bilbao, siempre de fondo como el telón de un ciclorama, y la labor ancestral del pastoreo.







 


Fidel, que así se llama el pastor , sube con su perro a la cumbre más alta de Bilbao a recoger su rebaño. Pero no lo hace desde la cara norte donde esta práctica casi ha desaparecido, sino de la sur, en la que todavía no nos sorprendemos con este tipo de prácticas rurales .Y es que, esta mezcolanza viene dada al coincidir en las alturas, la Bizkaia rural con la industrial, en un proceso osmótico en el que la montaña hace de membrana semipermeable que ensaya una mezcla sorprendente por su choque entre dos formas de vida que antaño se creían incompatibles.Es como si en las alturas David saludara a Goliat, que manteniéndose en la cara sur del Ganekogorta, ha logrado sobrevivir a los tiempos modernos y saluda ahora con una mezcla de ironía y melancolía al monstruo industrializado y avasallador del progreso.









Y resulta, cuanto menos curioso, el significado que el término eusquérico Ganekogorta parece tener, ya que ganeko podría traducirse y se traduce por :“que se encuentra en la parte superior” y gorta o korta puede significar y significa “cuadra”.Una vez más sorprenden las conexiones atávicas del idioma y la cultura.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Arnotegi (426 metros)

Hay un paseo en Bilbao que nos coloca en plena naturaleza en unos pocos minutos. Robles, hayas, castaños... vegetación autóctona en definitiva que comparte espacio con la historia de la villa, ya que todavía se conservan las murallas de un antiguo fuerte en la cima de este monte, el Arnotegi. Vestigios de las guerras carlistas; pues no en vano fue Bilbao sitiada hasta en tres ocasiones.
Subiendo por San Adrián pasamos el puente que cruza la autopista.



Nos dirigimos hacia el barrio de Irusta, donde encontramos unos caseríos por los que parece que no haya pasado el tiempo. Una placa nos recuerda una fecha ya muy lejana "camino Irusta nº86. Año 1828".

Al finalizar el camino empezamos a subir campo a través hasta pasar por un pequeño bosque autóctono que nos acompañará al camino Oscorta y de aquí a la cima. Las vistas..... merecen la pena.