Estuvimos en una casita muy bonita muy cerca de Innsbruck.
Hubo también animación nocturna, pero no solo para los niños sino tambien para los mayores. El servicio de cocina fué explendido, comiamos a la carta entre varios menus a elegir, los desayunos fueron mejorando a lo largo de los días, y pudimos degustar el tipico pastel de manzana el " Apfel Strudell ".
Tambien hemos hecho turismo y tomado alguna que otra " birra ".
El único problema vino hacia los últimos dias que parece habitaba un alma en pena, un espiritu perdido por la casa que le dió por manifestarse por las noches, algunas lo pasaron mal para conciliar el sueño, a otros por el contrario nos divirtió mucho.
Pondremos en breve una presentación con más fotos para que veáis un poco todo aquello.
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