En este punto algunos deciden continuar por la cresta y el resto por la ruta normal que viene de Arantzazu.
En la cima coincidimos todos, el tiempo es bueno pero frio y las vistas amplias, alcanzando a ver los Pirineos nevados.
Despues de haber picado algo, tomamos el camino de regreso, pero esta vez hacia el Tunel de San Adrian, con el imponente Aratz siempre de frente a nosotros, a donde llegamos ya un poco tarde porque está cayendo el sol.
Con ayuda del gps y la luna llena, siguiendo a ratos las marcas de la tradicional carrera Zegama-Aizkorri, llegamos de noche sin problemas a los coches.
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