Salimos con la esperanza de que salga buen tiempo, porque así lo han anunciado, pero casi vamos temiendo mas por la lluvia que por el sol, el cual se resiste a salir.
Salimos con frio y con el cielo plomizo por la pista de la izquierda, para llegar en menos de dos kilometros al primer mirador que se asoma hacía el Valle de Orduña. Las vistas son pobres debido a la escasa luz y a la neblina que reina en el ambiente, pero tenemos justo debajo nuestro el barrio de Delika y al fondo Orduña.
Con cuidado por los niños que no paran ni un momento, vamos por todo el borde de la sierra hasta el mirador de la Cascada del Nervión, donde nos encontramos un montón de gente, casi hay que pedir permiso para sacar unas tristes fotos, porque como diría Jon ¡ no hay buena luz ! y si no hay buena luz, no hay buenas fotos.
De regreso, visitamos la lobera, donde los niños disfrutan de un lindo lobito de piedra (menos mal que es de piedra, porque si no, ya no quedaría nada de él) y por pista volvemos a los coches.
Solo queda esperar que con la llegada de la primavera, veamos un poco el sol en la siguiente salida.
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